Mendoza es una provincia en cuyas entrañas pueden anidar los personajes más inesperados. Tal es el caso de David Zuloaga, un chico nacido el 27 de marzo de 1975 en Los Ángeles, que con 2 años se estableció con sus padres en dicha provincia. Este niño educado en una familia evangélica, más tarde se transformaría en una de las estrellas más grandes del cine porno gay, bajo el nombre de Jeff Palmer. Desde aquella tierna infancia de barrio al reconocimiento internacional, hubo un recorrido lleno de luces y sombras que llevó a este astro a transformarse en una figura muy polémica.
Más allá de leer la biblia de principio a fin, el pequeño Palmer (seguramente no debe estar muy interesado en que lo llamen por su apellido natal), tuvo una niñez y adolescencia marcadas por dos sucesos. A los 10 años casi muere electrocutado y a los 14 tuvo su primera experiencia sexual con un hombre. En medio de su revolución hormonal, a los 15 se fue a Córdoba en busca de diversión y de ahí se movió a Buenos Aires, donde sobrevivió trabajando como taxi boy cuando su cuerpo estaba terminando de desarrollarse. En una pensión porteña conoció a otro escort que lo invitó a su casa en Sao Paolo. En esa ciudad de Brasil trabajó mucho en un spa gay, hasta conseguir el suficiente dinero para viajar a Europa.
A los 17 años, un arrollador Jeff Palmer aterriza en España, donde permaneció durante dos semanas para inmediatamente caer bajo el hechizo de la ciudad de París. Allí después de una cita, un hombre le dio las llaves de su departamento, y Jeff pasó un breve tiempo en la capital francesa aprendiendo mucho sobre fetichismo. Pero nuestro movedizo protagonista no estaba dispuesto a instalarse en un lugar todavía. Londres, Copenhague y Amsterdam fueron los próximos destinos. Sintió que la capital de Holanda era el mejor lugar para aprender sobre sexo, pero no pasó más de 4 meses allí. Luego partió con su esclavo sexual a Alemania y poco después a Ibiza, para más tarde regresar a Amsterdam ya con 18 años, dispuesto a trabajar en el burdel gay más importante de la ciudad.
En ese entonces en 1997 recibió el diagnóstico de VIH, y comenzó un tratamiento con antirretrovirales que extendió durante cerca de 4 años. Hacia 1999, terminó su tercer y último contrato con Falcon Studios, uno de los sellos más poderosos dentro del gayporn. Betrayed y Sting son algunos de los títulos más calientes y exitosos protagonizados por Jeff Palmer en aquel momento. Siendo un visionario, y buscando siempre su independencia, el 10 de noviembre de 1998, crea JeffPalmer.Net y a comienzos de 1999 lanza su carrera musical con el single Connecting. Ese mismo año recibe el premio a “mejor activo” en un festival en Los Ángeles, su ciudad natal.
En 2002, inicia una gira por 25 ciudades de Estados Unidos presentando su música. Algunas reuniones y firmas de autógrafos, se volvieron particularmente calientes en aquel momento y hacia 2004, Jeff Palmer protagonizó su primer show de sexo en vivo. En esa oportunidad, penetró a un hombre delante de un gran número de público, y sin usar preservativo. A la vez, su interés por la música se intensificó con singles como Easy, Rocktronico y Gostoso, que lo llevaron a actuar en legendarios clubs como Roxy y Factory.
Más allá de su condición de seropositivo, Jeff Palmer decidió seguir adelante con su carrera dentro del porno bareback (sin preservativo), lo que generó gran controversia entre sus seguidores y un fuerte cuestionamiento mediático. A esto se sumó que el propio Jeff Palmer declaró, tras una larga investigación, que el VIH es uno de los mayores fraudes de la historia. A partir de esa instancia, decidió abandonar su tratamiento y lanzó una fuerte campaña contra los laboratorios responsables de diversas drogas antirretrovirales, considerándolos comerciantes inescrupulosos. También tuvo duras palabras hacia el gobierno americano que levantaron aún más polvareda.
Desde el 2005, su producción se volvió más espaciada y comenzó a hacer shows vía webcam para su propio portal. En 2009, y con su salud deteriorada volvió a Mendoza para pasar un tiempo con su familia. En ese entonces, un equipo de producción local intentó localizarlo para hacer un documental, pero las pistas de su domicilio resultaron fallidas. A principios de septiembre de 2010, Jeff volvió a Los Ángeles. Un año después pasó tres semanas en coma inducido. Para alguien que nunca estuvo a favor del negocio alrededor del tratamiento del VIH, despertar con tubos en su nariz y boca, y una docena de agujas introduciendo químicos en su cuerpo, fue una experiencia desgarradora.
Desde el 2012, inició un lento camino de recuperación, ganando nuevamente peso y abandonando adicciones a diversas sustancias. Ese año lanzó la canción Ha penis, que ironiza sobre su intención de ser feliz otra vez. Hacia fines de 2013, decidió dejar de opinar públicamente en contra de los tratamientos vinculados al VIH, así como abandonar sus radicales opiniones políticas... Esta una de sus ultimas fotos.
En una entrevista para el portal gopride, Jeff Palmer dejó su impronta en una serie de polémicas declaraciones. Aquí compartimos algunas de ellas:
“Cuando alguien me llama el Rey del Porno, me recuerda que he cumplido todo lo que he querido en esta fascinante carrera. He tenido más de lo que he esperado por mi fe en Jesús”.
“Me siento muy afortunado de haber sido educado en un estilo cristiano de vida, porque la industria en la que trabajo puede ser muy dura cuando no alimentas y preparas tu espíritu”.
“Mis padres están felices de que yo haya tenido éxito en algo, aunque no sea en algo que a ellos les fascine. También aprecian la honestidad que he tenido con ellos.”
“Cuando hice mi primera película porno, me sorprendió que el director no creyera que se trataba de mi primera vez. Me dijo que sería la estrella más grande en el porno gay”.
“La información me ha ayudado con mi salud. Si no hubiera investigado tanto, hoy seguiría tomando veneno en forma de medicina”.
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